sábado, 7 de febrero de 2009

Safari fotográfico


La extraña nave proveniente del espacio exterior fue divisada por los radares de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos de América, justo cuando penetraba en la atmósfera terrestre. Inmediatamente salieron a atajarla varios aviones de caza ultramodernos, obviamente con la idea de derribarla.

La noticia trascendió por todo el mundo: finalmente se confirmaban las visitas de alienígenas a nuestro planeta.

A pesar de que se acercaron mucho y le dispararon a bocajarro, ningún proyectil pegó en el blanco, puesto que la nave alienígena se movía a toda velocidad en cualquier dirección inesperada.

Un poco más tarde, desde un acorazado ubicado en las costas africanas, seis mísiles de última generación (tierra-aire, con localización térmica y ojiva nuclear) fueron disparados. Ninguno dio en el blanco, pues de nuevo la agilidad del extraño vehículo extraterrestre se hizo presente.

Finalmente, como parecía ser su objetivo desde un principio, la nave se dirigió a la selva del Congo, y la sobrevoló sin prisas, a pesar de que la perseguía un molesto enjambre de aviones caza que le disparaban a mansalva, siempre sin atinarle.

Después de un par de días de volar bajo sobre selvas y desiertos, la nave decidió que ya era el momento de volver a su lugar de origen. No por eso los mísiles y los aviones caza dejaron de insistir infructuosamente en derribarla.

La Organización de las Naciones Unidas convocó al pleno del Consejo de Seguridad, previendo que esta nave era sólo una exploradora, una vanguardia que se adelantaba a una enorme invasión. Se generaron fondos económicos enormes para cubrir grandes programas científicos y armamentistas que protegieran a nuestro mundo de tan terribles invasores.

Una semana después, la nave extraterrestre intacta aterrizaba en su planeta. De ella se bajó un alienígena de cierta edad con sombrero de paja y vestido informalmente. Fue recibido por su familia, que lo devoraba a preguntas acerca de su viaje a la Tierra.

“No cabe duda –contestó el anciano verde con tres ojos- que he elegido una excelente agencia de turismo. La nave es muy buena. Y no me cansé de tomar fotos de animales y plantas terrícolas de todo tipo, a pesar de ahí habita una especie hostil que no me dejaba tranquilo. Afortunadamente son criaturas con muy bajo nivel tecnológico. Como sea, también les saqué unas fotos buenísimas. Llegando a casa os las muestro.”